23/8/11

Miedo y asco con la JMJ. [Parte 3 de 5]

[Viene de aquí]


- La verdad está ahí fuera: Desde Público hasta La Razón, pasando por El País y El Mundo, es completamente imposible formarse una idea objetiva (o al menos aproximada) de lo que pasó exactamente la noche del miércoles 17 de agosto. No podemos pedir a ninguno de los medios citados que actúen en contra de las manos que les dan de comer, pero me parece increíble que un dato cuantificable como es el número de asistentes estimados a la manifestación laica arroje los siguientes resultados: Público (15.000 manifestantes), Delegación del Gobierno (8.000), Policía (5.000), El Mundo (más de 2.000).

¿Cómo digerimos esto? Siempre he pensado que La Verdad seguramente se sitúe más en el medio que en los extremos, pero contemplo (o a lo mejor estoy cayendo más en la cuenta en estos últimos tiempos) cómo los extremos se estiran tanto que la media aritmética de los mismos tampoco es terreno fiable. Me he centrado en seguir la cobertura de los altercados y de la JMJ en general con una pestaña del navegador dedicada a Público y otra a El Mundo, aunque he perdido el tiempo consultando todo lo que tenía a click de ratón. Hablo en todo momento de las ediciones digitales de estos periódicos, que han echado chispas durante toda la semana y se han beneficiado del acalorado debate que se generaba en la red. Sé que las ediciones impresas aportaban editoriales y reportajes más... no sé si decir acertados o documentados... lo que sí puedo decir es que la información que he recibido por parte de los dos medios ha sido lamentable. Esperaba sesgo y partidismo, evidentemente, y eso es lo que he obtenido, por lo que no puede decirse que me hayan sorprendido en ningún momento. Ambos medios han hecho campaña con lo que tenían a mano, han retorcido el contexto a su antojo y han puesto a su servicio fotos, vídeos, testimonios y cualquier cosa que hayan encontrado por el camino. Han puesto las mil palabras a las imágenes que todos hemos visto dejando muchas veces al rigor en un pequeño rinconcito oscuro y solitario.

El Mundo ha santificado todo lo santificable, ha besado el mismo suelo por el que ha pasado el pontífice, se ha inclinado tanto en su reverencia que debe haber acabado con serios problemas de espalda. Lo esperable. Siendo estrictos, yo no calificaría su cobertura como información sino como publirreportaje.

Pero es Público quien pierde la batalla de nuevo. Vuelve a decepcionarme muchísimo su edición digital, que sigue en su línea de asemejarse a un blog de opinión de la peor calaña. No me ha parecido de recibo, mejor dicho, no me han parecido ni inteligentes, ni rigurosas, ni apropiadas, todas las insinuaciones e ironías de todo tipo que han empleado a la hora de atacar a la JMJ. Me siento muy estúpido cuando veo cómo ilustran un artículo con una foto de dos peregrinos besándose apasionadamente (“Calor y fervor en Cuatro Vientos” (sic)) mientras hablan de las lipotimias que han sufrido miles de ellos. El reportaje gráfico adjunto equiparaba el fervor del evento con cualquier Fiesta de la Espuma de la Fabrik, y, para más inri, se adornaba incluso con alguna que otra foto de peregrinas inconscientes por las altas temperaturas. ¿Qué pretenden decir o insinuar con eso? ¿Por qué ese ataque de parvulario que les desacredita automáticamente? ¿Puede una persona adulta tomarse en serio esto? Es posible que si viera ese tipo de imágenes y comentarios en un blog me hicieran gracia pese al descontexto, pero, repito, estamos hablando de un periódico, un medio al que le estoy dando más seriedad de la que muestra.

Me quito un poco más la careta: veréis, me da exactamente igual lo que pueda hacer El Mundo o La Razón, sé exactamente qué esperar de ellos y nunca, nunca, nunca dan la espalda a su estilo ni a sus rastreras convicciones. Sin ir más lejos, ese uso del concepto "orgullo" por parte de La Razón para expresar en todo momento lo "orgullosos" que están de ser lo que son (en contraposición y respuesta, claro está, al orgullo gay, con ese argumento subrepticio y enrabietado de "si pueden ellos, nosotros más") es una de las chorradas más infantiloides que tenemos que soportar día a día en esta España nuestra. Por supuesto: hubo portada (King Size!) con el "orgullosos de ser católicos". ¿Era o no era previsible?

Me gustaría pensar que Público es un medio por el que puedo sentir cierta afinidad, y no la bazofia amarillista para el joven izquierditas-descolocado que finalmente es (aunque no todo Público es tan mugriento ni sensacionalista, me digo constantemente). Si me jode especialmente es porque intento prestar atención a lo que hacen y porque creo (simpatice más con ellos, simpatice menos) que ante el repunte de la derechona mediática tienen una labor de resistencia, oposición y responsabilidad moral importante. Por eso me decepciona tantísimo ese enfoque, no ya juvenil, sino directamente pre-adolescente con el que afrontan según qué eventos y situaciones. ¿Esto es lo que entienden por acercarse a los jóvenes? No me gusta que me traten como a un idiota. Han perdido una ocasión de oro para exponer, con respeto, raciocinio y coherencia, su postura con respecto a la JMJ.

De las opiniones de sus corresponsales en el campo de batalla (y aquí también entra El Mundo) y de su torpe, desbocado e insistente cortejo al Movimiento #15M (algo que llevan intentando de forma lamentable e infructuosa desde mayo…) mejor no hablo. La amarga conclusión es que la realidad social puede dar asco, pero quizá no tanto como la cobertura que recibe por parte de los medios más importantes del país. No demos pie al desencanto: el verdadero debate está en la red y estos medios no nos representan.

(Ni me molestaré en hablar de la televisión. Tuve la feliz y masoquista idea de entrar de nuevo en contacto con Antena 3 y se atrevieron a poner el video de la chica y el guantazo… ¡cortando el momento del guantazo! Sin comentarios.) 
[Continuará]

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