12/12/11

El meme que te parió / Simulacros de la realidad

Uno sabe que todo esto de la Realidad es un tema que no hay que tomarse demasiado en serio cuando una de las compañías más importantes de España decide fusilar la imaginería del único movimiento social suficientemente relevante que ha surgido en los últimos tiempos para promocionarse. Hay que frotarse los ojos para discernir dónde empieza la parodia y termina el mercantilismo voraz, en que punto este simulacro de la realidad sale del mismo molde estereotipado y referencial que una secuencia de Los Simpson o es, peor todavía, la visión distorsionada que los poderes mercantilistas/publicitarios puedan tener del asunto este del 15M, la indignación y esas Asambleas que tanto parecen seguir en boca de todos y de nadie.

Lo que queda patente con este tipo de intentos es lo siguiente: extinguido el fuego (ese mismo que iba a derretir los cimientos establecidos, ¿recordáis?), es momento de centrar las miradas en las brasas, ver qué podemos vender a todos esos indignaditos que tanta lata dieron y lo que es más importante, cómo. Los gritos de protesta, todo aquello del ruido, la furia, la revolución, etcetera, debe encontrar su lógico camino a la mercadotecnia a estas alturas de la historia pues es, resumiendo muy mucho, la manera en la que funciona (y va a seguir funcionando) esta maquinaria imparable que seguimos engrasando complacientemente. Además, vivimos tiempos convulsos y esas mismas brasas pueden avivarse en cualquier momento ¡y son un demográfico demasiado jugoso como para dejarlo escapar!

No ha sido Telefónica la primera en subirse a este carro tan jugoso [1], pero sí ha sido bastante torpe, pese a contar con artífices tan válidos y a su vez desconectados de la realidad y del sentir social como son la siempre chupifantástica y buenrrollista gente de la Sra. Rushmore [2]. Porque esta versión empalagosa, estúpida e insultante de algo que pretende ser una Asamblea no parece ser la campaña más idónea para que los usuarios/el-conjunto-de-la-sociedad se reconcilie con una compañía que a base de ERE’s, despidos bastante injustificados y prácticas de mercantilismo a cara de perro ya nos ha mostrado su cara más sucia y depredadora a lo largo de este año. Este es uno de los cortes, si no me equivoco el primero de todos y quien sabe si el más idiota:


Lo triste es que si pudiéramos viajar en el tiempo 1.000 años hacía el futuro, esto es lo que quedaría del movimiento. Al final, toda pulsión social, todo evento destacable, todo intento de lucha (¿por qué no decirlo?) o de reivindicación termina siendo reducido a la absurdez y la viralidad de un meme. O a camiseta del Che Guevara, que vendría a funcionar de manera similar: iconos vaciados de su significado, listos para el etiquetado social y la estereotipación de los que, bien por cuenta propia o ajena, sean marcados con ellos.

Cuando un niño terraqueo del año 3012 quiera documentarse de la muerte de Bin Laden dudo que la internet del futuro le proporcione algo más que chistes de Bob Esponja, ingeniosos nombres de grupos de Facebook o las mil y una versiones que tuvo esa foto tan artificial y ridícula (como importante e Histórica) que fue la de la reunión de crisis en la Situation Room (mi versión favorita es esta, un orgasmo de memes como pedía a gritos la foto original). Afortunadamente todavía no somos tontos de remate y ante ciertos insultos en nuestras putas narices somos capaces de reaccionar. La campaña de Telefónica ha sido duramente criticada en las redes sociales y, si no me equivoco, no sólo han pedido disculpas sino que va a ser retirada el 22 de diciembre. No obstante sospecho que este meme mal montado ha dado sus resultados, quien sabe si intencionadamente se ha buscado que se hable a toda costa de la compañía y no soy más que otro tonto que entra al trapo. Incluso pienso que está diseñado para ofender aposta a los previsibles cuatro pelagatos (el demográfico al que se dirige la campaña es amplísimo, fijaos en los personajes en los que bascula cualquier anuncio: una combinación perfecta de géneros, nacionalidades y edades...). Hilando más fino: asumir la culpa por parte de la compañía y, posteriormente, retirar el anuncio en fechas estratégicas (antes del bombardeo navideño) refuerza el mensaje oficial que se quiere dar: que Telefónica ahora escucha al usuario por encima de todas las cosas. Dejad volar la paranoia más extrema que os hará bien.

En cualquier caso, ataquemos al fuego con fuego. La versión sin careta del anuncio me ha parecido épica, un puñetazo en la cara de estos usureros, cargado con toda la Realidad que ellos mismos han pretendido ignorar:




[1] Me viene a la cabeza un anuncio de cepillos de dientes eléctricos que nos invitaba a “Unirnos a la Revolución” y que surgió tan cercano al 15M que una mente paranoica en grado extremo como la del menda podría establecer conexiones virales entre ese mensaje y las cabezas pensantes de Intereconomía. ¿No es la derechona la principal beneficiada con todo el tema este de indignarse? ¿No os parece demasiada casualidad ese tono azulón del anuncio?

Bromas (¡o no!) aparte, Hay toneladas de publicidad que se están beneficiando del “sentimiento inignado” de forma descarada (para muestra un botón) y estas navidades que nadie se lleve las manos a la cabeza cuando aparezcan anuncios de colonia protagonizados por modelos ultranórexicos e hiperpijos ataviados con sus palestinas, lanzando piedras contra entidades bancarias, ocupando edificios y demás perroflauteces. Eau de Indignée.

[2] La estilosa campaña que realizaron para el PSOE en 2008 a tres años vista resultó ser un OWNED en toda regla. El joven derechitas tan sólo tenía que coger cualquier cartelón de esos tan estilosos y con mensajes tipo "Por el pleno empleo" o "Vota con todas tus fuerzas" y exponerlos tal cual, sin retocarlos siquiera. En 2008 darían impulso a la campaña pero en 2011 eran ideales para sacarle los colores al gobierno. No sólo eso, desde el PP (que interpretan el tema este de las redes sociales de aquella manera) se subieron al carro del meme desprejuiciado, como ya analicé hace unos meses.

11/12/11

Acero Puro


Salgo de ver Acero Puro contaminado con un efecto halo que me ha hecho percibirla mucho mejor de lo que es. Voy a quitarme deprisa y corriendo todo lo evidente: es infantiloide y completamente previsible, poco más que un remake encubierto y hasta descarado de Yo el Halcón en versión robótica. No quiero hablar de Shawn Levy o del toque Spielberg porque podéis leer eso en cualquier otra parte. Sí, el papanatas encargado de Noche en el Museo dirige esto y sí, hay un aroma Spielberg (a proyecto descartado en concreto) rondando por el ambiente que es determinante para el resultado final. Pero da exactamente igual, es absurdo buscar toques de autoría en un producto que podría haber facturado cualquier otro. En manos de otros directores más capaces, con más personalidad, el resultado habría sido distinto, quizá más interesante pero no necesariamente mejor tal y como está planteado el tono de la película.

A partir de aquí mi fascinación absoluta, porque desde esos trailers con esos robots TAN bien hechos estaba deseando verla y no me ha decepcionado ni una pizquita. Pese a todo he entrado en la sala con reservas porque me llevé un palo tan grande con Transformers 2 (un palo existencial, me hizo preguntarme cómo podía aburrirme tanto una película con robots gigantes...) que el resultado final podía ser cualquier cosa. Afortunadamente aquí hay mucha más consistencia y de hecho cómo blockbuster no sólo es modélica (en lo bueno y en malo), si no que tiene suficientes apuntes de interés cómo para que me esté devanando los sesos con este post intentando encontrar qué tiene exactamente para que me haya gustado tanto. Para que haya salido del cine con los brazos en alto, más concretamente.


Quizá la respuesta la sepa de antemano porque a mí es muy fácil ganarme con un puñado de guiños y con mechas increíblemente bien hechos dándose de hostias. Diría más, unos robots gigantes partiéndose los circuitos es exactamente la idea que tengo de pasarlo bien, ya sea en un cine o en la vida real. De esta manera si el conjunto lo aliñas con un Hugh Jackman resultón, con un niño protagonista que no es demasiado cargante y con un tono simpático y un tanto tontaina de película-de-superación-ochentera, a mí me vale para echar la tarde. Pero hay un par de cosas más que se asoman tímidamente entre los engranajes, lo justo para no perturbar el espectáculo y que se derive al drama social, que me han llamado la atención. Hay una lectura del deporte profesional como mera corruptela capitalista, puesto que ya sea fútbol, baloncesto, Fórmula 1 o peleas de robots, quienes ganan siempre y manejan el cotarro son los más poderosos económicamente hablando. Ese mensaje tan sobadísimo me ha hecho especial gracia hoy, que he decidido ir a ver la película como plan de contingencia para huir de otro cansino Madrid-Barça. Y unido a esto está la lucha de clases como verdadera excusa y telón de fondo de la trama, como el objetivo último que sirve para unir al padre y al hijo. El robot de los pobres, salido de un vertedero, contra el robot de los ricos. El afán de superación contra el vil metal, el alma contra el mercantilismo, etcetera, etcetera. En algún momento de la película denominan al metálico protagonista "El robot del pueblo", y en vez de coger y salirme de la sala me hizo hasta gracia. ¡Ahí está la clave! Un mensaje tan inocente no puede más que formar parte de un cuento para niños y es precisamente en ese estado cuando Acero Puro no engaña a nadie. Ya debería haberlo sospechado viendo los trailers que acompañaron la proyección (la insoportable nueva película de Alvin y las ardillas, ¡Copito de nieve!) y con la sala repleta de niños (que se revolvían en sus butacas y se ponían a consultar sus móviles en todas las escenas que no fueran de hostias. Es cierto que 2 horas de metraje es mucho aunque tampoco hay bajones terribles de ritmo).


En mi caso he disfrutado Acero Puro conectando con el niño interior porque es una película diseñada para el pequeño Mr. Forfy de 10 años que llevo dentro. Al recuperar esa tradición de niño controlando a un robot gigante me ha recordado a Tetsujin 28 (Iron Man 28 cuando la emitió Antena 3) que era una serie que me encantaba, y todo el tema de las peleas clandestinas, a esas tardes que me pasaba construyendo robots por piezas para el One Must Fall 2097. Si uno se deja llevar lo suficiente, tanto como pasar por alto que hay detalles realmente interesantes que no se aprovechan (¿el robot está vivo? bajo el punto de vista de un adulto NO, y la película lo deja claro, pero... ¿y bajo el punto de vista de un niño?) la maquinaria del blockbuster funciona con precisión. Yo lo pasé como un enano, que es justo como debe uno afrontar y sentir esta propuesta.

1/12/11

Atención (insana) al detalle

A estas alturas no tengo que empezar disculpándome por ser un hipócrita, ¿verdad? Si en el anterior post cargaba un poco las tintas contra todos esos listados sin ton ni son que son utilizados como relleno barato, hoy me parece bastante lógico recomendaros uno que he visto en Cracked.com, una página que tiene demasiada tontería, que se alimenta casi exclusivamente de listados-de-lo-que-sea, pero que de vez en cuando ofrece cosas como esto:


Echamos un vistazo a la selección (la enfermiza parte de Se7en merece un artículo aparte) y quedémonos con la película fetiche de esta casa: Scott Pilgrim vs the World. Ya pasado más de un año desde su catastrófico estreno en cuatro salas mal contadas y la película no ha hecho más que afianzar aquel estatus de culto que adquirió de manera casi instantanea.  Lo siento mucho (es un decir) por aquellos hipsters de medio pelo que torcieron el morro y se negaron a ver la evidencia: ahora puedo remitirme a las pruebas, como su maravillosa página oficial de Facebook (con la que ya os dí la machaca) o los diversos tumblr tipo-Fuck Yeah! que generó el fenómeno (anotad al menos estos tres: [1] [2] [3], efectivamente TANTA molonidad no cabe en uno sólo...). Precisamente en uno de ellos encuentro pruebas empíricas para impugnar ese listado que ha servido de excusa para el post. Visionar de nuevo Scott Pilgrim es una experiencia muy agradecida porque el fan puede recrearse en el mimo extremo que puso Edgar Wright en su empresa. Para que sirva de ejemplo y conste en acta:


Vamos por partes porque tampoco es que sea un defensor a ultranza de la literalidad extrema. Hace poco volvía a ver Sin City y me sorprendió que me gustara tanto en su día: es terriblemente mala, está acartonadísima porque no se atreve en ningún momento a respirar un poco por su cuenta y que adapte con tanto respeto y fijación una obra que es una putísima mierda tampoco ayuda. Sin embargo, si valoro el mimo, y Scott Pilgrim atesora todo el del mundo. Estos planos montados única y exclusivamente para el uso y disfrute pajero no serían nada si el resto del conglomerado no tuviera alma pero, afortunadamente, este no es el caso. Lo que me parece increible es que un detalle tan nimio como la tira cómica que está viendo Young Neil en el ordenador se mantenga. Y me parece más increible todavía que el glorioso fandom reunido en torno al fenómeno rastree todos y cada uno de los guiños ocultos, similitudes y referencias que tiene la película. Aquí tenéis la tira (Achewood, que no conocía)