Lo que queda patente con este tipo de intentos es lo siguiente: extinguido el fuego (ese mismo que iba a derretir los cimientos establecidos, ¿recordáis?), es momento de centrar las miradas en las brasas, ver qué podemos vender a todos esos indignaditos que tanta lata dieron y lo que es más importante, cómo. Los gritos de protesta, todo aquello del ruido, la furia, la revolución, etcetera, debe encontrar su lógico camino a la mercadotecnia a estas alturas de la historia pues es, resumiendo muy mucho, la manera en la que funciona (y va a seguir funcionando) esta maquinaria imparable que seguimos engrasando complacientemente. Además, vivimos tiempos convulsos y esas mismas brasas pueden avivarse en cualquier momento ¡y son un demográfico demasiado jugoso como para dejarlo escapar!
No ha sido Telefónica la primera en subirse a este carro tan jugoso [1], pero sí ha sido bastante torpe, pese a contar con artífices tan válidos y a su vez desconectados de la realidad y del sentir social como son la siempre chupifantástica y buenrrollista gente de la Sra. Rushmore [2]. Porque esta versión empalagosa, estúpida e insultante de algo que pretende ser una Asamblea no parece ser la campaña más idónea para que los usuarios/el-conjunto-de-la-sociedad se reconcilie con una compañía que a base de ERE’s, despidos bastante injustificados y prácticas de mercantilismo a cara de perro ya nos ha mostrado su cara más sucia y depredadora a lo largo de este año. Este es uno de los cortes, si no me equivoco el primero de todos y quien sabe si el más idiota:
Lo triste es que si pudiéramos viajar en el tiempo 1.000 años hacía el futuro, esto es lo que quedaría del movimiento. Al final, toda pulsión social, todo evento destacable, todo intento de lucha (¿por qué no decirlo?) o de reivindicación termina siendo reducido a la absurdez y la viralidad de un meme. O a camiseta del Che Guevara, que vendría a funcionar de manera similar: iconos vaciados de su significado, listos para el etiquetado social y la estereotipación de los que, bien por cuenta propia o ajena, sean marcados con ellos.
Cuando un niño terraqueo del año 3012 quiera documentarse de la muerte de Bin Laden dudo que la internet del futuro le proporcione algo más que chistes de Bob Esponja, ingeniosos nombres de grupos de Facebook o las mil y una versiones que tuvo esa foto tan artificial y ridícula (como importante e Histórica) que fue la de la reunión de crisis en la Situation Room (mi versión favorita es esta, un orgasmo de memes como pedía a gritos la foto original). Afortunadamente todavía no somos tontos de remate y ante ciertos insultos en nuestras putas narices somos capaces de reaccionar. La campaña de Telefónica ha sido duramente criticada en las redes sociales y, si no me equivoco, no sólo han pedido disculpas sino que va a ser retirada el 22 de diciembre. No obstante sospecho que este meme mal montado ha dado sus resultados, quien sabe si intencionadamente se ha buscado que se hable a toda costa de la compañía y no soy más que otro tonto que entra al trapo. Incluso pienso que está diseñado para ofender aposta a los previsibles cuatro pelagatos (el demográfico al que se dirige la campaña es amplísimo, fijaos en los personajes en los que bascula cualquier anuncio: una combinación perfecta de géneros, nacionalidades y edades...). Hilando más fino: asumir la culpa por parte de la compañía y, posteriormente, retirar el anuncio en fechas estratégicas (antes del bombardeo navideño) refuerza el mensaje oficial que se quiere dar: que Telefónica ahora escucha al usuario por encima de todas las cosas. Dejad volar la paranoia más extrema que os hará bien.
En cualquier caso, ataquemos al fuego con fuego. La versión sin careta del anuncio me ha parecido épica, un puñetazo en la cara de estos usureros, cargado con toda la Realidad que ellos mismos han pretendido ignorar:
[1] Me viene a la cabeza un anuncio de cepillos de dientes eléctricos que nos invitaba a “Unirnos a la Revolución” y que surgió tan cercano al 15M que una mente paranoica en grado extremo como la del menda podría establecer conexiones virales entre ese mensaje y las cabezas pensantes de Intereconomía. ¿No es la derechona la principal beneficiada con todo el tema este de indignarse? ¿No os parece demasiada casualidad ese tono azulón del anuncio?
Bromas (¡o no!) aparte, Hay toneladas de publicidad que se están beneficiando del “sentimiento inignado” de forma descarada (para muestra un botón) y estas navidades que nadie se lleve las manos a la cabeza cuando aparezcan anuncios de colonia protagonizados por modelos ultranórexicos e hiperpijos ataviados con sus palestinas, lanzando piedras contra entidades bancarias, ocupando edificios y demás perroflauteces. Eau de Indignée.
[2] La estilosa campaña que realizaron para el PSOE en 2008 a tres años vista resultó ser un OWNED en toda regla. El joven derechitas tan sólo tenía que coger cualquier cartelón de esos tan estilosos y con mensajes tipo "Por el pleno empleo" o "Vota con todas tus fuerzas" y exponerlos tal cual, sin retocarlos siquiera. En 2008 darían impulso a la campaña pero en 2011 eran ideales para sacarle los colores al gobierno. No sólo eso, desde el PP (que interpretan el tema este de las redes sociales de aquella manera) se subieron al carro del meme desprejuiciado, como ya analicé hace unos meses.