
1.- Todos los días paso por la sección de prensa de El Corte Inglés de Nuevos Ministerios. Digamos que hay un atajo que me permite llegar más rápido al trabajo si atravieso por el centro comercial. Por supuesto, ese no es el motivo principal, paso simplemente para mirar las revistas que es algo que me apasiona. Todos los días. Haya novedades o no, eso me da igual. Las veo absolutamente todas, conozco de memoria donde están ubicadas, cuando llegan las nuevas entregas y todo lo que se os ocurra: mi control es obsesivo. Compro tantas que los dependientes no sólo me conocen y me saludan cada vez que paso, sino que no me extrañaría que el día menos pensado me inviten al bautizo de sus niños o algo similar. Compro tantas que el día que deje de hacerlo es cuando el país se va a ir a tomar por culo y no con las memeces de esa prima de riesgo en constante montaña rusa.
Suelo detenerme unos segundos a ver todas las portadas de los periódicos en el expositor. Tienen incluso el Daily Mirror y el The Sun, con lo que (incluyendo el Que! con el que me topo en la estación de tren) comienzo el día con sobredosis de sensacionalismo. Además, hago una especie de comprobación diaria que consiste en chequear de un vistazo el número de copias de los diarios a primera y última hora del día. Como Nuevos Ministerios es una "zona bien" (una zona bien pija, quiero decir), el facherio que tienen disponible es abundante y generoso en copias. Por allí campan gustosamente La Gaceta, ABC, el Mundo, Expansión... incluso el Semanario Alba. Lo mejor de cada casa. No son pocos los días en los que la portada de La Razón insulta a mi inteligencia y me entran ganas de tirarme a las vías del tren, pero el objeto de este minijuego idiota que hago a diario es comprobar como todos los periódicos (es un decir) anteriormente citados venden. Y mucho. También vende el País, vale, pero en comparativa mucho menos y es tan evidente que es por la zona que hace hasta gracia. Cuando Público se editaba en papel, os aseguro que no vendían ni una sola copia, tan sólo los viernes por el tema este de regalarte una película...
Con estas cosas voy pasando las semanas tan ricamente, cuando de repente un día asomó entre el estiercol del Grupo Intereconomía lo que parecía ser un nuevo periódico. Mongolia. ¿Cómo se me podía haber pasado la existencia de un nuevo periódico? pensé. Vaya, es más bien una revista satírica en la línea de El Jueves, y no tiene mala pinta. ¿¡Nº 2!? Maldita sea, si que he estado despistado... Veamos, quedan dos copias y no tengo suelto ahora. Dos copias no se van a llevar. Mañana lo cojo.
Adivinad quien no encontro la revista al día siguiente. Ni al otro. Ni en los kioskos que frecuento por mi barrio. Vaya...
2.- En este pasado Salón del Cómic de Barcelona había un stand de Mongolia. Secuestré a Maese Higronauta para que me acompañara, no sin antes pedirle su bendición con respecto a la revista (pues no es el Salón el mejor emplazamiento para hacer compras al tuntún, con la de cosas que hay para elegir). Después de obtener su visto bueno nos dirigimos al stand y me hice con los dos números. Pude hablar un par de minutos con la vendedora y le comenté lo complicado que me había resultado encontrar la revista en Madrid, a lo que me vino a contestar que sí, que las tiradas habían superado todas sus expectativas y que la revista había tenido una acogida excelente, muy superior a lo que esperaban. Decir que estaba pletórica es poco. Bien, joder, bien. Me alegre mucho.
3.- Mongolia se anuncia como revista satírica sin mensaje alguno y bueno, ya os digo yo que no, que mensaje hay. Vaya que sí. Tanto como la sana ironía que desprende de principio a fin, y de la que podéis obtener una pequeña muestra en su declaración de intenciones. Efectivamente, en lo primero que vais a pensar cuando la ojeéis es en El Jueves. Por contenido, intencionalidad e incluso por algún que otro autor que colabora en ambas, pero esa impresión inicial, ese dejá vù, se supera pronto. Mongolia tiene suficiente enjundia propia y calidad como para que su propuesta se sostenga por si misma. Diría que el grueso de su contenido es algo más político que El Jueves y que el aporte de corrosión y acidez con el que carga sus dardos, es, ahora mismo, más necesario que nunca, sobretodo teniendo en cuenta a los Cuatro (o Cinco) Jinetes del Apocalipsis Mediático que he citado al principio del post.
Sin embargo, el detalle que destacaría y que me ha gustado de veras es la sección llamada Reality News, que ocupa aproximadamente el tercio final de la revista y que está adornada con la siguiente cita: "El espacio de Mongolia para las noticias reales. A partir de aquí, si se ríe es cosa suya". Esperaba algo parecido a lo que hace El Mundo Today o, sí me apuráis, tipo Recortes de la Prensa Sería de El Jueves, y por eso me ha sorprendido el encontronazo con la cruda realidad que supone. La revista pasa de emplear los recursos humorísticos habituales a hacer un ejercicio de periodismo de actualidad serio y darte un puñetazo en el estómago. Para que nos entendamos: pasa de la ironía, la sátira y el humor de todas las formas y colores a lanzarte a la cara cosas que no hacen ni puta gracia. La sensación que te deja en el cuerpo es parecida a esas combinaciones de chorros de agua caliente y fría de los balnearios: choca mucho al principio pero es altamente estimulante. Espero que Mongolia haya venido para quedarse porque su presencia es más necesaria de lo que nos imaginamos en este panorama tan desolador en el que avanza imparable y cada día más crecida la derechona más mediática. Aquí tienen a un nuevo fan, desde luego.
