.Tras una interminable espera de cuatro meses por fin llega a nuestras pantallas la adaptación (o mejor dicho, transcripción literal) que ha llevado a cabo
Robert Rodriguez del cómic más personal de
Frank Miller, revolucionario autor que tanto ha influido a compañeros de profesión y cineastas.
Lazos ardientes de los
Wachowski, la deprimente ciudad donde llueve eternamente de
Seven ó incluso esa desmedida y cartoonesca forma de mostrar la violencia de la que hacen gala los propios
Tarantino y
Rodriguez eran guiños nada ocultos a
Miller al que el cine tras su nefasta experiencia con los guiones de (la reivindicable)
Robocop II y
III le debía una.
Realmente creo que no había mejor forma de empezar
Sin City que con la historia corta "El cliente siempre tiene la razón", pues aunque la misma carece de la violencia inherente al resto del conjunto nos introduce en escasos minutos en su particular universo mostrándonos las constantes que pueblan este : mujeres fatales, pasiones al límite y desenlaces trágicos.
El esquema se repite en el resto de historias ("El duro adios", "La gran masacre" y "Ese cobarde bastardo") y es que las calles de
Sin City, ciudad de perdedores corrompida hasta la médula, son la peculiar mirada cómplice de
Miller hacía ese cine negro policiaco y de gansters de mediados de los 40 en el
que las reyertas, discusiones, chantajes, crímenes pasionales y venganza se respiraban en el ambiente. Todo ello podríamos decir que actualizado con los excesos propios que emanaban del comic-book americano de principios de los 90 y por la propia visión personal de Miller, que quedo patente también en su paso por Daredevil o Batman. Resulta curioso analizar esos excesos formales más cuando
Miller fue uno de los baluartes de humanizar el género superheroico (algo que tiene muy bien aprendido su discípulo
Brian Michael Bendis y que tan de moda esta ahora) y sin embargo en una historia que quizá inicialmente invitaba más a un enfoque clásico da rienda suelta a todo tipo de desvarios visuales y experimentación, lo cual le valió el reconocimiento de una crítica y un público que no habían visto nada igual hasta entonces.
Es por ello por lo que una adaptación se hacía tan complicada y por lo que
Miller guardaba con tanto celo su obra temeroso de ver como la maquinaría hollywoodiense la ninguneaba.
Hay cosas que son imposibles de llevar a la gran pantalla, el cómic y el cine son dos medios distintos con lenguajes diferentes y tan sólo hay que recordar el caso de la relativamente fallida
Mortadelo y
Filemón en la que fue imposible visualizar en pantalla el espíritu de los cómics.
El resultado distaba de ser mediocre y el esfuerzo por la translación se palpaba, pero se había convertido en el
Mortadelo de
Fesser, no de
Ibañez.
En la otra parte
Guillermo del Toro tuvo mayor suerte con su notable
Hellboy la cual hasta la fecha era la mejor adaptación de un personaje que se había hecho, y aun así tuvo que tomarse ciertas licencias que fueron supervisadas por el padre de la criatura,
Mike Mignola.
Sin embargo si algo hay que destacar en
Sin City es que
Robert Rodriguez, cineasta sobrevalorado e infravalorado a partes iguales, ha logrado lo que nadie había hecho antes en el mundo de las adaptaciones cinematográficas : la traducción perfecta del producto al celuloide.
Para ello hace algo parecido a lo que hizo
Gus Van Sant en ese horrendo "ejercicio visual"
que fue el remake de
Psicosis, valiéndose de que el esquema narrativo del propio comic-book de
Sin City es muy cinematográfico calca viñeta a viñeta su planteamiento y lo mimetiza en pantalla además de invitar a
Miller a que comparta con él el asiento de director. Además,
Rodriguez "abandona" su estilo para adaptarse a lo que
Miller compuso en las páginas aunque que duda cabe que debe haber estado muy cómodo acribillando a tiros y desmembrando a sus personajes como en anteriores ocasiones.
Pero el mayor logro no es ver en pantalla la copia exacta de las viñetas, el mayor logro es que el conjunto lejos de carecer de alma cómo el remake de
Psicosis ó ser tan frío como
Sky Captain...(que comparte con esta el método de rodaje ante pantallas verdes) trasmite realmente las sensaciones que se tienen al leer una obra de las características de
Sin City.
En ese aspecto se puede estar viendo el fragmento de "El duro adios" y la sensación es la misma que si lo estuviéramos leyendo, se nos esta contando lo mismo pero en diferentes medios.
Es por ello, por la literalidad de la propuesta que esta misma presenta un notable handicap para el conocedor de las historias, y es que el factor sorpresa brilla por su ausencia. No obstante es lo que desde el fandom se lleva pidiendo hace décadas y
Robert Rodriguez nos lo da ahora por lo que no podemos mas que maravillarnos porque por una vez no se margine al aficcionado sino que se haga una película para él.
Con todo lo comentado y como no podía ser de otra manera, la película y el cómic presentan las mismas virtudes y defectos.
A saber :
Sin City se constituye cómo un apabullante ejercicio gráfico que sin embargo cojea un poco en el plano argumental.
Podría decirse que las tres historías, aparentemente complejas pero muy sencillas en el fondo, desmedidas en la forma, estan cortadas por el mismo patrón y que son las mismas ansias de venganza pasional las que impulsan a los personajes a sus actos. Además
Miller cae una y otra vez en los mismos estereotipos para darles vida y los exagera hasta rozar la caricatura, pareciendo mucho más preocupado de como se visualiza el relato que del relato en sí. Sin embargo estos tienen una capacidad especial para empatizar con el espectador/lector y sobretodo transmitir los tortuosos sentimientos que pueblan esta ciudad. El hecho de que nos hallemos ante el casting más memorable de los últimos tiempos es el detonante de que la cinta funcione. No sólo se parecen físicamente, lo cual es lo mínimo que se debería pedir, sino que algunos casos como el impresionante
Marv que encarna un recuperado
Mickey Rourke nos encontramos ante la mejor caracterización que se haya podido hacer de un personaje jamás. Tan sólo patina un aburrido
Clive Owen que no termina de ajustarse al
Dwight que tenemos en la cabeza (y al que se merienda un excelente
Benicio del Toro), pero incluso
Jessica Alba cumple con creces. Memorables el resto: la impactante
Rosario Dawson como
Gail, un
Bruce Willis que olvida sus habituales muecas de chico duro y unos increibles
Elijah Wood y
Nick Stahl como villanos de la función que no serán olvidados en mucho tiempo.
Lo dicho, estamos ante una de las propuestas más estimulantes del año, todo un paso de gigante para
Robert Rodriguez y el guiño que Hollywood le debía a
Miller.
Walk down the right back alley in Sin City and you can find anything.
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