27/9/09

Bonnie y Clyde, de Teatro Galo Real

Ayer por la tarde asistí al montaje que la compañía Teatro Galo Real ha hecho de la historia de Bonnie y Clyde. Es una pena que fuera el último día para ver la obra, porque me ha gustado de veras y quería recomendarla. Es una pena también que no pueda redactar una reseña medio decente. Voy tan poco al teatro que no tengo el poso crítico necesario para juntar unas cuantas líneas ahora con consistencia. Además, estoy (mal)acostumbrado a ver obras excesivamente amateurs, las cuales no puedo evitar mirar siempre con cierto cariño porque el trabajo que supone ponerlas en marcha me inspira mucho respeto. No es el caso (afortunadamente) de esta versión de Bonnie y Clyde que me ha sorprendido gratamente.


Debería decir antes de nada que este par siempre han sido objeto de mi interés. Estoy familiarizado con sus hazañas y conozco bastante su historia. No he visto la película de Warren Beatty y Faye Dunaway (capón), pero siempre los he considerado unos primigeneos iconos pop. Soy de los que prefieren ignorar sus acciones al margen de la ley y quedarme con ese romanticismo que desprende la leyenda que terminó creando la cultura popular. Estoy convencido de que la realidad se encontrará entre los márgenes de la ley y la mitología, pero me siento cómodo con la etiqueta de rebeldes "Robin Hood" que (muy posiblemente de forma equivocada/exagerada) se les terminó asignado. Iconos pop en toda regla, personas de carne y hueso que en mi imaginario bien podrían darse la mano con Caperucita o Blancanieves.

Como no puede ser de otra manera, el esqueleto de este biopic teatral se articula en esos términos: la escalada de Bonnie y Clyde desde sus primeros y pequeños hurtos hasta la desbordante popularidad que terminó siendo el clavo definitivo en su ataúd. Lo mejor de la obra es cómo están reconstruidos los hechos, y eso es mérito del texto que ha elaborado el grupo teatral. La historia toma forma alrededor de testimonios de allegados a la pareja, flashbacks, flashforwards y extractos de anuncios de programas de radio y televisión que sitúan el contexto temporal de la acción: la Gran Depresión. El enfoque casi documental que adopta la función en algunos momentos es de lo más acertado y la obra, sin pretender ser demasiado estricta, siempre tiene un pie puesto en los acontecimientos reales (valiéndose para ello de muchas imágenes de archivo, algunas de ellas particularmente memorables). También se tiene el acierto de plantear cierto discurso acerca del poder de los medios de comunicación y de las repercusiones que tiene para la pareja su salto de la realidad al imaginario colectivo, a la mitología de la época.


Punto y aparte merecen los actores y la puesta en escena. Tan sólo tres personas interpretan, de manera excelente, a una veintena de personajes de toda índole. Esto le da mucha frescura a la historia y hace que se ramifique a muchos niveles. Conocemos el día a día de la pareja de delincuentes, sus inquietudes, sus ambiciones, su afán de protagonismo y su posterior (y frustrado) intento de distanciarse de unos medios de comunicación que estaban casi enamorados de ellos. Pero también conocemos las opiniones de la mayoría de personas que formaban su particular microcosmos y aquí es donde la obra se crece, se hace cómplice con el espectador.

En cuanto a escenografía, pocas veces he visto mayor aprovechamiento de una pantalla blanca y un proyector. En la misma aparecían los anuncios de la época, cortinillas para la presentación de los distintos personajes que daban su testimonio y todas las localizaciones, ya fueran una cafetería o una carretera que se movía. Todo ello con una dirección artística muy cuidada. El escenario era mínimo pero el uso de la pantalla se hacía de forma muy ambiciosa, dando una nueva dimensión al concepto de escenografía que tenía en mente. Dependiendo del emplazamiento de los personajes (delante o detrás de la pantalla), éstos interactuaban con elementos estáticos proyectados en la pantalla (lo cual acerca el montaje de la obra a ciertos postulados de los juegos y aplicaciones de la realidad aumentada [tema del que curiosamente hablé ayer]).

Quizá sea tarde para reseñar esta obra en concreto (desconozco si va a poder verse otra vez en Madrid o en otras comunidades). Que sirvan estas líneas como recomendación de un grupo teatral pequeñito pero matón, y como recordatorio a mí mismo para que les siga la pista en sus futuros trabajos.

P.d: Tenéis más información de la obra aquí (y una especie de reseña, más informativa que otra cosa, en este enlace)

3 comentarios:

  1. Me preguntaba si volveréiss a sacar un nuevo podcast.

    Agradecerte también (o no, según se mire) que me hayas descubierto el genial Cababalt.

    Saludos!!!

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  2. Habrá más podcasts, hoy me encuentro en persona con Mr. Forfy y ya maquinaremos temas.

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  3. Ruven perdona por la tardanza en contestar. Tal y como dice Victor habrá mas podcast, pero los arcanos del sonido siguen en nuestra contra... (vamos, que no damos ni una...)

    ¡Gracias por tu comentario!

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